Las convulsiones, son contracciones bruscas e involuntarias de los músculos en extensas zonas del cuerpo. Con mucha frecuencia las convulsiones se acompañan de pérdida de conocimiento.
Las convulsiones tienen dos tipos, las tónicas y las clónicas. Las tónicas son las que dan contracciones durables, con verdadera rigidez de los músculos, que están contraídos, pero no mueven la parte afectada. En cambio, las convulsiones clónicas son las que producen movimientos bruscos e intermitentes de la parte afectada.
En este artículo le mostramos cómo actuar ante una convulsión, así como también qué hacer en caso de convulsiones en niños y en adultos.
🔴 En este artículo conseguirás:
1. Cuáles son las causas de las convulsiones
- Causas de las convulsiones en niños
- Causas de las convulsiones en adultos
2. Cuáles son los síntomas de una convulsión
3. Cuáles son los primeros auxilios en caso de convulsión
- Primeros auxilios en caso de convulsiones en niños
- Primeros auxilios en caso de convulsiones en adultos
CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LAS CONVULSIONES
Causas de las convulsiones en niños
Dentro de las causas de las convulsiones en niños, están las causas predisponentes y las causas desencadenantes, las cuales tratamos a continuación.
Causas predisponentes
- Edad: la mayoría de los casos de las convulsiones en niños se producen en el primer año de la vida. Son menos frecuentes después del tercer año.
- Herencia: los hijos de padres nerviosos, alcohólicos o epilépticos, presentan con mayor facilidad convulsiones.
- Enfermedades: la disminución del calcio en la sangre puede, además de provocar los espasmos llamados tetania, predisponer a los ataques convulsivos tópicos.
- Se han señalado también como causas predisponentes el raquitismo, la sífilis hereditaria, las anemias, la alimentación deficiente, la llamada diátesis neuropática, la dentición, etc.
Causas desencadenantes
La causa más frecuente de la convulsión en niños es el comienzo de una enfermedad con fiebre alta, escarlatina, sarampión, inflamación del oído, encefalitis, neumonía, rinofaringitis, etc.
La siguen en frecuencia, como causas, los trastornos del tubo digestivo producidos por una alimentación inadecuada o excesiva (indigestión) o infecciones intestinales como la enterocolitis.
Las convulsiones son a veces una manifestación de alguna afección cerebral, como meningitis, encefalitis, tumores cerebrales, abscesos, hemorragia, epilepsia, etc.
Otras veces una intoxicación por sustancias formadas por el mismo organismo (uremia) o traídas del exterior (madre que ha fumado, o tomado alcohol, estricnina, belladona, etc.
Las convulsiones pueden deberse también a los tétanos, parásitos intestinales, fimosis, cuerpos extraños en los oídos, la nariz o el tubo digestivo. Además, se observan convulsiones en casi cualquier enfermedad grave cuando se acerca a un fin desfavorable.
Es importante recordar que un elevado porcentaje de casos la convulsión en los niños no tiene gravedad.
Causas de convulsiones en adultos
La epilepsia es una de las causas más frecuentes de convulsiones en adultos. Cuando no tienen ese origen pueden deberse a uremia, a afecciones del cerebro (tumores o abscesos cerebrales, meningitis, traumatismo del cráneo), a intoxicaciones (por estricnina, alcoholismo agudo o crónico, belladona, etc.), a enfermedades infecciosas (tétanos, rabia, etc.).
La llegada de muy escasa cantidad de sangre al cerebro en la enfermedad llamadas Stokes-Adams, puede causar convulsiones. En una mujer con embarazo avanzado o en el momento del parto o poco después de él, la causa más frecuente de accesos convulsivos es la eclampsia.
También, el ataque de histerismo pueden producir convulsiones.
CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE UNA CONVULSIÓN
Los síntomas de una convulsión comienzan generalmente en forma brusca. Sin embargo, pueden observarse con cierta frecuencia síntomas que preceden y anuncia el ataque, como ser agitación, pequeñas contracciones involuntarias de los músculos de la cara, delirio, etc.
Bruscamente la persona palidece, pierde el conocimiento, echa los ojos hacia arriba y la cabeza hacia atrás, poniéndose todo el cuerpo rígido, habitualmente con los brazos flexionados. La respiración puede estar suspendida en ese momento y volverse de color azulado la piel.
A veces al comenzar una convulsión, hay un grito. A menudo, hay pérdida involuntaria de orina y materia fecal.
Luego de un corto período de contracción tónica (que les parece larguísimo a los circunstantes) aparecen habitualmente las convulsiones clónicas, con movimientos desordenados de los ojos, muecas y rechinar de los dientes, que se extienden luego a los miembros superiores, donde se observan movimientos rápidos de extensión y flexión de los antebrazos, y después al resto del cuerpo.
La contracción intermitente de los músculos respiratorios y de la glotis hace la respiración entrecortada y difícil, apareciendo a menudo signos de asfixia. Luego las convulsiones cesan, la respiración se regulariza y generalmente el niño se duerme, agotado por el ataque.
Hay formas parciales en que las convulsiones afectan solamente algunos grupos musculares pero se acompañan de la pérdida de conocimiento y de la palidez propia de estos estados. La convulsión puede repetirse.
CUÁLES SON LOS PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE CONVULSIÓN
A continuación, le indicamos la guía de atención de los primeros auxilios en caso de convulsión y cómo actuar ante una persona que presenta una crisis convulsiva.
Primeros auxilios en caso de convulsiones en niños
Lo que se tiene que hacer en caso de convulsiones en niños es lo siguiente:
- Colocar al niño acostado en un baño caliente (36º a 37º C ó 97º a 99º F) con todo el cuerpo sumergido en el agua, salvo la cabeza, y ponerle sobre la frente un pañito mojado en agua fría, que se renovará con frecuencia.
- Se puede dejar al niño en el baño unos 15 a 20 minutos.
- Si tiene mucha fiebre, se puede bajar gradualmente la temperatura a 33º C (91º F) o hasta 32º C (89º F) al final del baño.
- Este baño produce habitualmente la sedación de los ataques, al mismo tiempo que bajar la fiebre. Se puede repetir cada vez que la temperatura rectal del niño alcance a 39,5º C (103º F) o suba aún más.
- Si no hay termómetro para baño, colocar el agua a una temperatura de menos de 37º C (99º F) y luego añadir gradualmente el agua caliente revolviendo bien mientras se controla la temperatura del agua con un termómetro clínica (el que se utiliza para tomar la temperatura del niño).
- Si no hubiese ni siquiera este termómetro, hacer el baño "calientito" de tal manera que el que lo prepara tolere bien la temperatura al colocar en el agua el codo y su pliegue.
- Mientras el niño está aún en el baño es conveniente preparar y aplicar una enema fresca de limpieza del intestino, que ayudará a bajar la fiebre, contribuirá a evitar la repetición de los ataques, y dejará el intestino ya limpio en caso de que el médico quiera indicar una pequeña enema para retener con sustancias anticonvulsivas.
- Mientras se hace todo esto se habrá llamado con toda urgencia a un médico, quien indicará el resto del tratamiento de la convulsión y el que corresponda a su probable causa.
- Si sobreviene asfixia o síncope con falta de respiraciones, azotar la cara con un pañuelo mojado en agua fría, y si esto no resulta, hacer respiración artificial "boca a boca".
Primeros auxilios en caso de convulsiones en adultos
Lo que se tiene que hacer en caso de convulsiones en adultos es lo siguiente:
- Aflojar el cuello y cualquier otra pieza de ropa que comprima.
- Evitar que se lastime, retirando los objetos que pudiesen lesionarlo, o retirándolo de un lugar peligroso. Colocar debajo de la cabeza una almohada o alguna pieza de ropa doblada, para que no se lastime la cabeza durante las convulsiones.
- Para evitar que se muerda la lengua, introducir algún objeto entre los dientes (un trozo de madera, un lápiz envuelto en un pañuelo, un tapón de corcho sostenido con un hilo o un mango para evitar que lo traje y obstruya las vías respiratorias, un pañuelo u otro género arrollado, o cualquier otro objeto que no pueda quebrar los dientes).
- En el caso de un epiléptico que tenga ataques nocturnos, hágaselo dormir en una cama provista de sostenes en los costados, para evitar que se caiga al suelo.
- Si el ataque se prolonga o los ataques se suceden casi sin interrupción, el médico puede creer necesario inyectar alguna sustancia antiespasmódica (barbitúricos inyectables, solución de sulfato de magnesia, etc.), o hacer absorber por enema para retener alguna otra sustancia anticonvulsiva, además de indicar el tratamiento de la probable causa del ataque.